La pandemia ha golpeado negativamente la situación social y económica de nuestro país de distintas maneras: una caída de la demanda externa; es decir, de lo que los otros países compran al Perú; un golpe a lo que se produce, ocasionado por las medidas de aislamiento y cierre de sectores no esenciales, con una paralización sustancial de la producción nacional desde la segunda mitad de marzo hasta la primera mitad de mayo; una caída de la demanda interna, es decir, del consumo de los peruanos por el deterioro del empleo, los ingresos y los ahorros; y un golpe a la productividad tanto por los efectos inciertos que tendrá el virus en la salud de las personas y por las regulaciones de aforo máximo, horarios laborales recortados y protocolos sanitarios. Como ya muchos lo han dicho, es un golpe sin precedentes.
En este contexto, IPAE organizó una mesa de trabajo en la que, junto con César Liendo y José Carlos Saavedra, planteamos medidas de corto plazo para la reactivación económica. Estas medidas se resumen en los siguientes puntos. Primero, fomentar un ‘combo’ en infraestructura social y productiva (electricidad, agua y saneamiento) con el objetivo de cerrar brechas de servicios en las regiones, en particular en las zonas altoandinas y amazónicas, y con una estrecha colaboración con el sector privado, retomar proyectos de impacto nacional paralizados, así como proyectos de obra pública que mejoran la conectividad, como Chavimochic III, Majes Siguas, la línea 2 del metro de Lima, aeropuertos regionales, trenes, entre otros; y empaquetar obras públicas paralizadas a cargo de gobiernos subnacionales y trasladarlas al Gobierno Central, para ser ejecutadas con mecanismos ágiles.
Segundo, fortalecer y dinamizar las dos grandes ventajas comparativas de nuestro país, los sectores transables de nuestra economía: el agroexportador y el minero-energético. Estos sectores emplean al 25% de la población económicamente activa que trabaja y contribuye al PBI en casi 25%. Para ello, es importante impulsar la permanencia del Régimen Laboral Agrario y aplicarlo a toda la cadena de proveedores, otorgar incentivos a la exploración minera a través de la optimización de los procesos de evaluación, fiscalización ambiental y participación ciudadana y la aprobación de la ley general de hidrocarburos, que se encuentra actualmente en el Congreso.
Tercero, generar un entorno laboral, concursal, de fiscalización y ‘permisología’ orientado a proteger el empleo formal, facilitar la recontratación formal, fomentar la reconversión de las operaciones de los negocios acorde con las nuevas preferencias de los consumidores (por ejemplo, digitalización) y proteger el patrimonio de las empresas a través de una coordinación eficiente y oportuna de acreedores.
Finalmente, mitigar el impacto en los ingresos de los peruanos, a través de la entrega de una ola más del bono universal, ya anunciado por el Ejecutivo, así como un bono a trabajadores de pymes para compensar la caída de ingresos por reducción de jornada laboral o salario por hora.
Sin duda, la efectividad de estas medidas se enmarca dentro de tres aspectos claves. Primero, controlar el contagio del COVID-19 y la alineación internacional con la adquisición de vacunas y tratamientos efectivos. Segundo, mejorar la capacidad de gestión y evitar trabas usuales como la corrupción y falta de agilidad en la ejecución. Es primordial fomentar una mayor colaboración con el sector privado, la academia y, principalmente, con la ciencia, tanto para el control de la pandemia como para la reactivación económica. Por último, y no menos importante, el entorno político deberá garantizar la claridad de las reglas de juego. En este sentido, el aumento de medidas populistas o conflictos de oposición en el Congreso solo fomentan la desconfianza empresarial y desincentivan la inversión privada. El Gobierno debe buscar consensos con el Legislativo. Tenemos al frente unos años difíciles, es momento que todos pongamos de nuestra parte desde donde estamos. La crisis sin duda pasará y lo que debe quedar es el fortalecimiento, aprendizaje y madurez institucional de nuestro Perú.