Fue un marco idóneo porque se abordaron los temas de comercio, inversión y cooperación desde la visión de los sectores gubernamental, empresarial y académico, incluyendo la perspectiva asiática e internacional con la participación de una delegación de expertos coreanos y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El evento fue organizado por el Centro de Estudios Perú-China de la Universidad del Pacífico (CIUP), con la colaboración del Korea Institute for International Economic Policy (KIEP) y el auspicio del BID.
El contexto también lo hacía especialmente relevante. Según Viviana Caro, representante del BID en el Perú, en la última década el valor del comercio entre Corea y América Latina creció 50% y las inversiones de ese país en la región se cuadriplicaron. Elsa Galarza, Directora del CIUP, mencionó que Corea, junto con China y Japón, constituyen los tres socios de mayor importancia para la región y el potencial de esa relación es muy significativo para la Alianza del Pacífico. “Antes, el Presidente de Corea viajaba a América Latina solo una vez en su mandato, pero ahora ya ha realizado tres visitas”, dijo Keun Ho Jang, Embajador de la República de Corea en el Perú, demostrando el creciente interés de su país en la región.
La importancia de las cadenas globales de valor
El debate sobre cómo aprovechar los TLC con Corea apunta a insertarse en las cadenas globales de valor, donde el este asiático es pieza clave. En palabras de la Dra. Rosario Santa Gadea, Directora del Centro de Estudios Perú-China de la UP y Coordinadora del Área Internacional del CIUP, esta estrategia brinda la “oportunidad de acelerar la industrialización, pues las empresas pueden especializarse en una etapa particular de la producción, en vez de construir toda la cadena”. Sin embargo, “seguimos con la tendencia de pensar” que solo debemos exportar al mundo bienes finales.
Claro que no se trata solo de apostar por la manufactura: “Los servicios han surgido con una enorme potencia y representan el 23% del comercio global”, comentó Joaquim Tres, Coordinador de Instrumentos Regionales de Integración del BID, quien señaló que América Latina y el Caribe es la región que tiene el menor porcentaje de sus exportaciones como parte de procesos de producción internacionalizados y en el comercio de servicios también está rezagada. Frente a ello se requiere una nueva agenda de integración regional, explicó Tres. En el caso de Perú –agregó Santa Gadea–, el ingreso a las cadenas globales de valor tiene como precondición una agenda interna de formalización de las pymes para ponerlas en capacidad de sincronizar esfuerzos con sus pares internacionales.
Jaehan Cho, investigador del Korea Institute for Industrial Economics and Trade (KIET), explicó que una forma de insertarse en la producción internacionalizada es atrayendo a empresas multinacionales.
Pero advirtió que este modelo por sí solo no garantiza el desarrollo de un país: estas compañías extranjeras pueden irse de un momento a otro en busca de mayores ganancias y el impacto puede ser considerable si no existe un mercado interno consolidado. Cho recomendó crear cadenas de valor en América Latina para después expandirse a otros continentes utilizando los TLC, pues la proximidad (cultural y geográfica) es un factor determinante, según la experiencia asiática de las cadenas que se desarrollan entre China, Corea, Japón, Vietnam, Tailandia y Taiwán.
Lecciones de los TLC con Corea
Según Kisu Kwon, jefe del equipo de investigación sobre las Américas del KIEP, los TLC vigentes de Corea con Chile (2004) y Perú (2011) han contribuido a incrementar el comercio, pero aún no colman las expectativas: la inversión coreana se ha concentrado en minería y persisten las barreras no arancelarias, como los protocolos sanitarios. Su propuesta es unir fortalezas para desarrollar un nuevo modelo de negocios e insertarse en las cadenas globales de valor, pues Corea es la puerta de entrada para Asia. Pero para que esto ocurra –resaltó durante la presentación de un estudio del KIEP– no solo es importante que los países latinoamericanos promuevan la inversión de multinacionales, sino también que Corea haga lo mismo con las multilatinas.
La Alianza del Pacífico podría convertirse en una vía útil para esta estrategia de promoción: “Hemos trabajado muchísimo en atraer inversión, pero ahora debemos empezar a promocionar nuestras empresas para que inviertan afuera”, comentó Carlos Posada, directivo de la Cámara de Comercio de Lima (CCL). En opinión de Santa Gadea, este grupo de países podría alcanzar mayores beneficios si aprovecha la acumulación de origen, con el objetivo de fomentar la integración productiva y participar en algunas cadenas de valor junto con Corea, dado que Chile, Colombia y Perú ya tienen TLCs con dicho país. El aprovechamiento de esta oportunidad se ampliaría al conjunto de la Alianza si México también suscribe un TLC con Corea.
Un punto crítico que es la logística de transporte marítimo. La experiencia chilena, a doce años de vigencia de su TLC con Corea, es aleccionadora: sus productos agrícolas demoran dos meses entre la cosecha y la llegada al consumidor coreano, pues utiliza una ruta con escala en México, mientras que el Perú tiene además una ruta directa. “Se abren posibilidades de cooperación entre ambos países que deben ser exploradas”, dijo Santa Gadea durante la exposición de los resultados de un reciente estudio del CIUP sobre las relaciones económicas de Corea y la Alianza del Pacífico.
También deben tomarse en cuenta los casos de éxito de las empresas. Juan Carlos Mathews, Director del Centro de Educación Ejecutiva de la UP, puso como ejemplos de marcas que se han consolidado en el mercado coreano a Café Juan Valdez, Avocados from Mexico, Chile Pork, Cerveza Corona y a los vinos chilenos. Su recomendación fue analizar los patrones de consumo y los enfoques de mercados, así como promover las alianzas corporativas. Otro de los factores fundamentales, mencionados por el gerente comercial de Daewoo, Bruno Rodríguez, es romper con las barreras culturales y apostar por nuevas industrias. “En el Perú, aspiramos a transformar nuestra materia prima, pero no lo podemos hacer solos”, dijo Juan Varilias, Presidente del Consejo Empresarial Perú-Corea.
Base para las nuevas industrias
Si los acuerdos bilaterales de libre comercio son provechosos para encontrar nuevos caminos de inserción en el comercio mundial, los tratados multilaterales como el Acuerdo Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) amplían esos límites. Para Jae Sung Kwak, Director del Institute of International Studies de Kyung Hee University, este nuevo escenario conlleva, entre otros, romper con el paradigma de la industrialización tradicional y pensar en otras opciones para el futuro vinculadas a “la realidad virtual”.
En esta perspectiva, para América Latina sería interesante un eventual ingreso de Corea al TPP. Según Hyung Joo Kim, investigador del LG Economic Research Institute, la manufactura tradicional necesita mucho tiempo para alcanzar competitividad. Mejor es apostar por industrias ligadas a la tecnología y el software. “Sabemos que Perú tiene ingenieros de alto nivel: ellos podrían cooperar con Corea” más aun con base en el TPP si dicho país ingresa al acuerdo multilateral, dijo Kim. Según el experto, las cadenas valor en las industrias más innovadoras impulsan la profundización de la integración económica que se produce con el TPP, pasando de los acuerdos bilaterales a uno multilateral. Pero también hay razones geopolíticas como la vocación de Estados Unidos de recobrar liderazgo en la Cuenca del Pacífico y la competencia con el gigante de los asiáticos. “Sin China sería difícil hacer una red de producción mundial: tendría que entrar al TPP”, agregó Kim.
La representante del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, Teresa Mera, aseguró que el TPP potencia todas las oportunidades que se han discutido en el Simposio, como la agilización de protocolos sanitarios, la acumulación de origen, la inserción de las pymes y el desarrollo de productos con valor agregado, aprovechando las cadenas globales de valor. Y un primer paso puede darse a partir de la Alianza del Pacífico, ya que Perú, Chile y México forman parte del TPP, como una plataforma para lograr alianzas corporativas, desarrollo de proveedores, promoción comercial y encadenamientos productivos, tal como explicó Silvia Hooker, Gerente de Comercio Exterior de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI).
Agenda de cooperación bilateral
Las relaciones entre Corea y América Latina tienen un futuro auspicioso. Y la región está en posición de acelerar su desarrollo a través de la cooperación. Corea tiene planeado invertir en las industrias electrónica, automotriz y textil, además de seguir potenciando los rubros donde los países latinoamericanos tienen ventajas comparativas. Así lo explicó Hyun Seo Kee, Director General del Korea-Latin America Economic Cooperation Center, quien enmarcó estas propuestas de cooperación dentro de las políticas coreanas de economía verde y creativa.
Desde la perspectiva peruana, los ejes estratégicos de la política exterior con Corea son el fomento de la innovación y la educación, y la mejora de la infraestructura nacional, sobre todo en transporte y comunicaciones, con el objetivo de convertir al Perú en un hub logístico. Según José Antonio Bellina, Director General de Asia y Oceanía de la Cancillería peruana, la cooperación está enfocada en la ciencia y tecnología, a fin de que el país acelere su desarrollo industrial, compromiso que ya está en marcha con la coproducción de aviones de entrenamiento.
Uniendo perspectivas en debate
Para la delegación coreana, el Simposio fue el complemento ideal del evento realizado en Corea en marzo del año pasado como parte de la Asamblea Anual de Gobernadores del BID, titulado el “Knowledge Sharing Forum on Development Experiences: Comparative Experiences of Korea and Latin America and the Caribbean”, donde la Dra. Santa Gadea presentó los principales resultados del estudio del CIUP sobre “Analysis of Experiences in Trade and Investment between LAC and Korea. The Case of Member Countries of the Pacific Alliance” y Juan Carlos Mathews expuso sobre los casos empresariales. Visto así, el evento en Lima contribuyó con ofrecer la perspectiva comercial de América Latina y Corea en la voz de sus mismos protagonistas, con la finalidad de plantear nuevas estrategias para la inserción de los países de la región en Asia-Pacífico.