El debate sobre la informalidad laboral en el país se ha enfocado principalmente en cómo hacer para que más empresas sean formales, pero poco se ha ilustrado sobre cuál es el rol de las personas y cómo incentivarlas para combatir este problema transversal en la sociedad. Rodrigo Arrázola, estudiante de Economía de la Universidad Pacífico, sí ha hecho esta reflexión, tomando como referencia la ciudad de Tacna y abordando el tema como un “problema ético”.
En la ciudad de Tacna, alrededor del 68.4 % de la PEA ocupada se encuentra en el sector informal y está constituida mayoritariamente por operadores de microempresas y trabajadores independientes. Además, el salario promedio mensual del sector informal es de S/901, muy inferior a los S/1902 del sector formal. Por si fuera poco, existe una brecha de género importante: hay más mujeres en el sector informal (73.5 %), pero ganan menos que los hombres. Esta es la realidad de la ciudad de Tacna que mostró Arrázola, basándose en los datos del INEI para el año 2012.
Esto quiere decir –destacó nuestro alumno– que la mayor parte de población de la ciudad de Tacna trabaja sin recibir derechos laborales y protección social (seguro de salud y seguro de pensiones), una situación que impacta negativamente en su calidad de vida. Pero no solo eso: “este tema refleja una asignación deficiente de los recursos en el mercado de trabajo y un ineficiente uso de servicios del Estado, lo que podría poner en riesgo las perspectivas de crecimiento de la ciudad de Tacna”.
Arrázola recopiló evidencia de que una de las causas de la informalidad laboral es la “normativa agobiante para las empresas formales”, pero también de que “es provocada por la combinación de malos servicios públicos”. Y precisamente en este último punto se detuvo a reflexionar acerca de cómo incentivar a las personas a pasar a la formalidad: él está convencido de que es posible hacerlo ofreciéndoles mejores beneficios, adicionales a los que otorgan los empleos formales de calidad, de tal manera que se justifique el hecho de pagar impuestos.
“Considero que existen algunas propuestas de política pública para combatir el problema ético de la informalidad en la ciudad de Tacna. Desde una mejora en la educación financiada por el Estado o un avance en el sector salud de la zona se podría incentivar a la población a preferir involucrarse en el sector formal”.
Esto también pasa por tomar consciencia de que la formalidad tiene un impacto positivo en la sociedad. Arrázola apuntó su análisis hacia ese propósito durante su participación en el webinar “Análisis ético y propuesta en una región de mi país”, realizado el 12 de abril por Asesoría Religiosa UP en el marco de los 60 años de la Universidad del Pacífico. Este evento, donde participaron alumnos de Ayacucho, Cusco, Huánuco, Ica, Piura, Tacna y San Martín, tuvo el objetivo de conocer de manera más cercana los diferentes problemas del Perú para proponer otras perspectivas de solución desde el rol individual y grupal.
Si bien es cierto que los esfuerzos del Estado son vitales para revertir la informalidad laboral, en la opinión del estudiante de Economía, los aportes también pueden y deben nacer desde el aspecto personal: “Como estudiantes de la Universidad del Pacífico tenemos la responsabilidad social de fomentar este cambio desde nuestro entorno y concientizar a los demás de los beneficios en el corto y largo plazo de la formalidad”.
De ahí que sea pertinente reflexionar, proyectarse y tomar acción. “¿Cómo mejoraría nuestro entorno si fuésemos una sociedad más competente, consciente, compasiva y comprometida?”. Responder esta pregunta, que motivó y orientó el evento, puede ser el inicio del cambio.
Rodrigo Arrázola, alumno de Economía UP