La situación precaria de las mujeres que se dedican al trabajo del hogar remunerado es un fenómeno global, que existe en Perú y en otros países. “Incluso los de altos índices de desarrollo y riqueza, lo que se debe – en gran medida – a que usualmente las contrataciones son informales y el Estado no fiscaliza ni las remuneraciones, ni las condiciones laborales”, explicó
Leda Pérez, profesora del Departamento Académico de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad del Pacífico y miembro del Centro de Investigación de la misma Universidad.
En este sentido, la profesora Pérez destacó dos aspectos de la serie sobre la situación de precariedad para las mujeres que experimentan violencia doméstica:
- Inclusive en un país como Estados Unidos (EEUU), donde hay algunos servicios para mujeres que son víctimas de abuso, hay un desfase entre el servicio y las necesidades básicas de la mujer. Por ejemplo, debe trabajar a tiempo completo para mostrar que es "digna" de recibir apoyo del Estado en la forma de un albergue, pero tiene una hija pequeña y Estados Unidos no cuenta con cuidados infantiles públicos universalizados, por lo que sus ingresos se van en pagar – a duras penas - un cuidado para su hija.
- Parece no entenderse la situación de precariedad general que rodea la vida de muchas madres solteras, y en especial, alguien que ha sido abusada y que trabaja en un empleo precario. En el caso de la protagonista de la serie vemos las complicaciones de tener a una pareja abusiva, una mamá con enfermedad mental, y un papá distante. No tiene una red de apoyo, sin embargo, la poca ayuda que recibe del Estado no reconoce que ella es producto de un ambiente más complejo por lo que necesita varios posibles servicios.
El espejo peruano
Para la profesora e investigadora Leda Pérez, una de las principales comparaciones que puede realizarse entre “Maid” de EEUU y la realidad peruana es el poco entendimiento de lo realmente vulnerables que son mujeres que trabajan en empleos precarios en la informalidad.
Dentro del abanico de servicios y apoyos que las mujeres en general, no solo víctimas de abuso, requieren como derechos en ambos países, resaltó:
- Trabajos con sueldos dignos (o "living wage" como se conoce en EEUU) con la gama completa de derechos y protecciones sociales.
- Acceso a cuidados infantiles públicos de calidad, acceso a apoyo y/o centros de cuidado para adultos en condición de dependencia.
- Apoyos de emergencia con la gama de servicios para asegurar el apoyo necesitado, recordando en especial que hay un ecosistema que rodea a la mujer y sobre lo cual hay que guardar particular cuidado para aquellas que han sido abusadas y/o víctimas de violencia doméstica.
- Una fiscalización seria y adecuada del Estado en tanto al cumplimiento de derechos laborales, así como para la protección de personas en situaciones de violencia doméstica.
Cifras dramáticas
Desde mediados de 2020 en distintos países de la región se evidenciaba que las mujeres y niñas son segmento de la población más golpeado por la pandemia, en especial por el desempleo y la deserción escolar.
Esta coyuntura que agravó aún más la situación precariedad de las trabajadoras del hogar, de acuerdo a las cifras presentadas de una encuesta realizada por la Asociación Grupo de Trabajo Redes (AGTR) – La Casa de Panchita a 314 trabajadoras del hogar entre abril y mayo de 2020, presentada por Leda Pérez y Andrea Gandolfi, AGTR- La Casa de Panchita en junio del mismo año, solo el 14 % de las encuestadas se encontraba trabajando en ese momento y el 18% recibía un sueldo por parte de su empleador, independientemente de si trabajara o no.
Asimismo, solo el 18 % declaró haber recibido alguno de los bonos económicos otorgados por el Estado, pese a que el 68% señaló no recibir ningún tipo de ingreso en forma de bono o sueldo.
Por otro lado, en cuanto a la formalidad labora, el 80 % de las encuestadas de Lima y el 85% a nivel nacional indicaron no estar afiliadas a la sistema nacional o privado de pensiones, mientras que solo el 2% y el 3% indicó recibir Compensación por Tiempo de Servicio (CTS), respectivamente.
En este sentido, se puede inferir que la pandemia ha agravado una situación laboral que ya se encontraba en estado precario, ya que las cifras de la encuesta son casi réplica a las de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) de 2018 en cuanto al nivel de afiliación a algún sistema de pensiones y a la percepción de CTS.
Para finalizar la descripción del panorama laboral de las trabajadoras del hogar, la ENAHO 2018 indicó que el 98% de las trabajadoras a nivel nacional y de Lima no cuentan con un contrato de trabajo. Asimismo, en cuanto a la informalidad laboral, el 93% a nivel nacional y el 88% a nivel de Lima trabaja en esta situación.