Tenemos que hablar
¿Qué pueden hacer las empresas para mejorar la salud mental de los colaboradores? me
temo que la capacitación general no bastará para abordar el desafío con profundidad y
sensibilidad.
Provengo de una familia de empresarios en las reuniones informales siempre se hablaba de
negocios. Cuando abordaban temas difíciles relacionados a los colaboradores, la consigna era
la misma: separar lo profesional de lo personal. De niño, recuerdo esa frase que anulaba las
emociones: trabajar con eficiencia. Los “pesados temas personales”, como la ansiedad y la
depresión, no pueden impactar en la rentabilidad.
Sin embargo, con el tiempo nos hemos dado cuenta de que las membranas entre lo personal y
lo profesional, son más permeables de lo que imaginamos.
El mundo interno de las personas - sus afectos, fantasías, dolores y angustias - es, en realidad,
la sustancia de la que están hechas las organizaciones. En el Perú, a raíz de los grandes cambios
sociales, políticos, económicos, tecnológicos y sanitarios que hemos vivido, la salud mental se
ha convertido en uno de los temas de debate más relevantes en la gestión del talento y en la
construcción de culturas adaptativas.
Según un estudio de la plataforma Global Advisors de Ipsos (2022), en el Perú, la salud mental
se ubica en tercera ubicación (39%), después del cáncer, (43%) y el coronavirus (66%), en la
percepción de los principales problemas de salud. En 2022, la OMS estimó que a nivel mundial
se pierden 12 billones de días de trabajo al año por temas de depresión y ansiedad, lo que
representa una pérdida en productividad anual de un trillón de dólares.
En este contexto, ¿qué pueden hacer las empresas para mejorar la salud mental de los
colaboradores? Me temo que la capacitación general no bastará para abordar el desafío con
profundidad y sensibilidad. Estratégicamente, para conectar la salud mental con una visión de
negocio y cultura será necesario hacer preguntas más agudas.
¿Qué áreas son las más impactadas por problemas de salud mental? ¿Por qué? ¿Qué
dificultades han enfrentado los miembros de la organización y cuándo? ¿Qué tipo de liderazgo
fomentamos? ¿Qué hacemos ante el acoso y el bullying en la organización?
Al conversar con muchos líderes empresariales, he notado que las demandas, las exigencias de
resultados y la toma de decisiones rápidas tienen un impacto emocional directo. La angustia,
la depresión, la rabia, el estrés crónico o la frustración son algunos de los síntomas más
frecuentes, que suelen enmascararse en actitudes omnipotentes, negación u otros tipos de
comportamientos como el gasto compulsivo, una dieta desordenada, una sexualidad
desbordada o el exceso de alcohol o drogas.
Por eso, para atraer y retener a un talento en busca de organizaciones menos tóxicas y capaces
de evolucionar constantemente, será fundamental promover una cultura en la que podamos
hablar del tema sin temores ni prejuicios. Es decir, fomentar la confianza entre los trabajadores
al desestigmatizar la salud mental, un asunto cada día más relevante en una sociedad golpeada
y agotada. La toma de conciencia empieza en las cabezas de las organizaciones. No tratemos de
tapar el sol con un dedo.
CLAVES
Apoyo. Para las personas con problemas de salud mental, el trabajo puede contribuir a la
recuperación y a la inclusión, y mejorar su confianza y funcionamiento en la sociedad.
Encuesta global. A nivel mundial, Suecia, Chile e Irlanda son los países más preocupados por la
salud mental, según la información de Ipsos.
Stefan Reich Director LideraUP y Socio de CLA Consulting