El Perú es un país con un potencial geológico muy importante y diverso. Es el segundo productor mundial de cobre, zinc y plata, destacando también en la producción de plomo, estaño, molibdeno y oro. En la última década (2010-2019) la minería representó, en promedio, el 9% del PBI, el 58% de las exportaciones, el 10% de los impuestos nacionales y el 21% del impuesto a la renta. En el periodo 2001-2020 la minería aportó beneficios fiscales por $43,074 millones. La carga tributaria del sector varía entre 40% y 46% dependiendo del margen operativo. El empleo directo de la minería formal supera los 200,000 puestos de trabajo.Sin embargo, el estrato de la pequeña minería y minería artesanal no está contabilizado en los grandes números antes descritos. De hecho, esta minería mayoritariamente informal subsiste con muy pocos incentivos para transformarse, atrapada en el laberinto del Registro Integral de Formalización Minera (REINFO), una puerta siempre abierta para legalizar la comercialización de oro nativo de cualquier procedencia. Estos pequeños y numerosos negocios mineros probablemente representen más empleo que toda la minería formal pero con graves daños ambientales por el uso indiscriminado del mercurio, explotación de personas, evasión tributaria y un constante desafío al Estado de Derecho. Entre los años 2015 y 2019, el MINEM registró una producción total de 720.41 toneladas de oro, sin embargo, en el mismo período, el Perú exportó 2,242 toneladas de oro según información de Aduanas. Las estadísticas revelan un marcado subregistro en la producción de oro que provendría de la minería informal y/o de actividades extractivas ilegales.El curso analizará la importancia económica de la pequeña minería y minería artesanal, los principales problemas asociados a esta práctica, las dificultades normativas para su formalización, la relación con la minería ilegal y las estrategias concretas para la eficaz transformación de este estrato minero en una alternativa para el desarrollo territorial