Como todos los años, esperamos escenarios positivos y negativos
dependiendo de la actividad de nuestros negocios. Según los académicos y
empresarios, el Perú alcanzará la más alta tasa de crecimiento con respecto a
su PBI en la región. Se espera que obtengamos una tasa de entre 6 y 7 por
ciento del PBI, siendo escoltados por Colombia y Chile
que esperan tasas menores en un punto porcentual.
Esas son buenas noticias, pues nuestro país seguirá siendo atractivo
para la inversión directa extranjera (IDE). Este crecimiento será sostenido por
tres pilares. El primer pilar lo seguirá representando la gran minería de
exportación, que no solo genera o mantiene un número importante de puestos de
trabajo directo, sino por su efecto multiplicador al ser demandante de
múltiples productos y servicios nacionales, dando oportunidad de desarrollo a
un gran número de pequeñas y medianas empresas (pymes). El segundo pilar lo
representará el sector construcción, que viene creciendo vertiginosamente
gracias a la creciente demanda de viviendas, centros comerciales y obras de
infraestructura del Estado. Finalmente, el tercer pilar estará representado por
el crecimiento conjunto del sector servicios (especialmente educación y salud)
y el de consumo retail. Ambos se desarrollarán como consecuencia del incremento
en el ingreso promedio de la población ligada principalmente a los dos primeros
pilares.
Por su parte, la agricultura enfrentará escenarios diversos. Los
productores tradicionales, orientados a la exportación (espárrago, café,
flores, mango, cebolla, uva, etc.),
mantendrán sus precios en el mejor de los casos, producto de la baja
demanda de los mercados europeo y norteamericano. Sin embargo, ellos y otros
exportadores no tradicionales, enfrentarán el efecto negativo de la tasa de
cambio, pues se esperan porcentajes de apreciación del Nuevo Sol con respecto
al Dólar Americano de entre 5 a 10%, lo que les representará sin lugar a dudas
pérdidas de competitividad internacional y, consecuentemente, pérdidas
monetarias. Los productores agrarios que destinan su producción al mercado
interno, por el contrario, enfrentarían mejores precios en Nuevos soles, por la
mayor demanda local y por la cada vez menor disponibilidad de tierras para
estos cultivos, debido a la expansión de proyectos inmobiliarios que se vienen
dando alrededor de las grandes urbes de nuestro país y por la cada vez mayor
disposición de tierras destinadas a
cultivos de exportación.
El sector textil y calzado, también enfrentará proyecciones
variopintas pues los pequeños y medianos exportadores o proveedores de los
grandes exportadores, recibirán cada vez menores precios y pedidos, dada la
situación de la demanda internacional.
Los confeccionistas locales se orientarán al uso cada vez mayor de
materiales importados para rebajar sus costos y poder competir con productos a
bajo costo. Eso representa una mala noticia para los productores de algodón y
de su confección, pues les afectará sus precios y consecuentemente sus
márgenes.
En el sector externo, el Perú seguirá recibiendo flujos de IDE,
créditos, donaciones, etc., lo que sumado a los mayores flujos de exportaciones
y turismo aumentará aún más el stock de sus reservas internacionales netas,
presionando a la tasa de cambio a la
baja. Es decir el Nuevo Sol se seguirá apreciando con respecto al Dólar Americano,
como viene ocurriendo en la mayoría de los países de la región latinoamericana,
Asia y África. En este sentido, los expertos proyectan tasas de cambio para
finales del 2013 entre 2.40 a 2.25 soles por Dólar Americano.
Por el lado de los mercados internacionales, vemos a un EE.UU. y a una
Europa dando solución a sus problemas recesivos, que se prevén sean superados a
mediados del 2015. También vemos a los nuevos gigantes como China, India y
Brasil con tasas de crecimiento positivas, a pesar de enfrentar mayores costos,
comparados con el quinquenio anterior.
El turismo, será otra cajita de sorpresas, pues se prevé un creciente
flujo de turistas, que podría superar los dos millones de visitas, sin embargo,
el asunto aquí es preguntarnos: ¿tenemos la capacidad y la calidad de servicios
para recibirlos? Esta es una gran oportunidad para las pymes en los próximos
años.
Finalmente, qué podemos recomendar para el 2013: este año será un año
muy favorable para los servicios, especialmente para las pymes. Por ello se
recomienda aprovechar el dólar barato para adquirir contactos, tecnología,
conocimientos y maquinaria con el fin de mejorar la calidad de nuestros
productos y/o servicios, reducir costos y lograr empresas más eficientes.
Recuerden, el crecimiento económico conlleva en un primer momento al aumento
del consumo, pero si este se afianza, el consumo se volverá selectivo y buscará
no solo consumir más, sino buscará consumir mejores productos y/o servicios. La
calidad será la clave para ello.